viernes, 4 de febrero de 2011

LIBROS PARA VOLVER A LER: LA MATERIA DE BRETAÑA Y LA MATERIA ARTÚRICA


Ao longo duns 25 anos como colaborador da sección de cultura de El Correo Gallego e O Correo Galego, xornais de Santiago de Compostela,poucas veces teño utilizado o castelán como lingua dos meus traballos. Non obstante,unha certa necesidade de afirmar a miña opinión de que, definitivamente, nos topabamos no camiño correcto dunha obrigada e necesaria normalización lingüística tenme aconsellado o uso, en deetrminadas circunstancias e situacións da lingua que tiven a honra de ensinar como Profesor de Lingua e Literatura españolas. Este convite ao lector para un encontro coa literatura artúrica foi un deses casos.
"No es este evidentemente el lugar para establecer ninguna teoría literaria sobre esta "materia" de Bretaña o artúrica ni menos para entrar aquí en las diferencias que una y otra denominación poseen. Cualquiera conoce que, de un modo o del otro, intentamos simplemente referirnos a un mundo medieval en el que a través de la literatura oral y escrita, creadora de unos personajes-símbolo, -el mago Merlín, el rey Arturo, Lanzarote...- el hombre fue capaz de iluminar ideales de un futuro en el que la libertad, la justicia, la paz, el amor... fueran algo más que sueños imposibles. Su difusión y permanencia llegaría, en constantes recreaciones, hasta nosotros. Resultan, en este sentido, particularmente esclarecedoras las palabras de la profesora catalana Victoria Cirlot (La novela artúrica, Ed. Montesinos):
"La identificación de la materia artúrica con una imagen ideal del mundo, la cortesana y caballeresca, y un plano de construcción de la realidad, la ficción novelesca, constituye un gran hallazgo a juzgar por el éxito y la difusión que conoció en todo el Occidente europeo. Originó la aparición de una gran cantidad de obras cuyos modelos procedían del lugar en el que se había operado aquella feliz conjunción. Los escritores de diversas zonas europeas se impusieron en primer lugar la tarea de traducción, pero también crearon unas obras originales a partir de la forma artúrica."
A estas razones sería preciso añadir un aspecto de esta literatura que no siempre se ha tomado en consideración. Creo sinceramente que no puede menospreciarse su carácter
nacionalista, su clara reivindicación de un pasado siempre vivo, en la explicación de su actualidad y secreto atractivo en momentos claves del acontecer de eterminados pueblos,preferentemente en aquellos ámbitos culturales en los que la defensa de su identidad aparece en peligro o, por motivos de tradición e historia, se consideran legítimos herederos de aquel mundo.
Es importante, en este sentido, recordar que tanto la isla de Bretaña como Gales, Irlanda y la Península Armoricana, a pesar de las numerosas invasiones y la inevitable acción de la aculturación -normandos, pictos, anglos, sajones, romanos-, conservaban en pleno siglo XII una clara unidad cultural de carácter y origen céltico. El encuentro había producido, efectivamente, acusados sincretismos, pero sin lograr en ningún momento borrar la memoria de un pasado más o menos lejano, de unas costumbres y unas creencias, de una identidad jamás renunciada.
La materia de Bretaña es también esto, aunque unas veces se presente en forma de viejas crónicas o cuentos, y, otras, de grandes novelas o, más modernamente, de relatos antropológicos. El interés del público justifica en todos los casos la recuperación de los antiguos manuscritos, en cuidadas traducciones, y su actualización, con objetivos diferentes, en brillantes recreaciones de los más prestigiosos autores (John Steinbeck, Terence H. White, etc.).
La Editorial "Timun Mas", atenta a este movimiento de creciente interés y curiosidad por la materia de Bretaña, ha lanzado al mercado una espléndida edición en tres cuidados volúmenes encuadernados en tela del "Ciclo Pendragón" -Taliesin, Merlín, Arturo- del escritor Stephen R. Lawhead. La traducción al castellano de Gemma Gallart está, creemos, a la altura de las pretensiones de la obra y su edición.
El autor, Stephen R. Lawhead, aprovecha con especial destreza todos los elementos fundamentales de la "materia" para realizar una brillante recreación de la misma. Particularmente fiel a la mejor tradición, en el tomo III, Arturo, se concede especiales libertades en la selección e interpretación, cuando no en la simple invención, en los tomos I, Taliesin, y II, Merlín.
Efectivamente, en esta nueva versión, una gran epopeya artúrica, Arturo es el hilo conductor y el objetivo último del autor y de su trilogía. "Arturo! Era la flor más excelsa de nuestra raza, el más noble hijo de (Gales), Señor del Reino del Verano, Pendragon de Inglaterra". Señor de un reino que sólo tendrá existencia en la existencia misma de su Señor. "El Reino del Verano -había anunciado el propio Merlín- se implantará donde resida el Señor del Verano".
Merlín asume, sin duda, un papel del máximo relieve, pero siempre en función de Arturo, de su venida y de su papel como creador del nuevo orden liberador del hombre. "Ante vosotros teneis a aquel cuya llegada hemos esperado mucho tiempo: el Campeón que presentará batalla a las Tinieblas al mando de las huestes guerreras", anunciará a Hafgan, el Archidruída, presentando al niño Merlín en la arboleda en la que se habían congregado numerosos druídas. Y, no obstante, el propio Merlín explicará desde las primeras páginas de su relato: "Esta va a ser la historia de Arturo. Si, pero hay cosas más importantes sobre Arturo que su nacimiento. Para comprenderle, tienes que comprender el país." (...) "Y me tienes que comprender a mi, porque yo soy el hombre que lo hizo."
El primer volumen de la trilogía, Taliesin, es, sin duda, el más innovador en la tradición literaria de la materia de Bretaña. El misterioso Rey Pescador es aquí Avallach, el rey de los últimos atlantes refugiados en Bretaña. El entendimiento entre ambos pueblos es posible gracias a la diplomacia del príncipe galés Taliesin y a su matrimonio con la princesa Charis, hija de Avallach.
El protagonismo del cristianismo y sus ideales condicionan, sin duda, la solución sorprendente de Stephen R. Lawhead al decidir sobre el origen del mago Merlín, tomo II. En general, la tradición artúrica aceptó siempre la versión de Geoffrey de Monmouth, el primer autor que se planteó esta cuestión, que lo hace hijo de un demonio y una mujer, explicando así su conocimiento del pasado, del presente y del futuro, y sus poderes mágicos. El adivino y profeta de la materia de Bretaña es, por el contrario, en Stephen R. Lawhead, hijo de Taliesin y Charis, dos príncipes cristianos, bien que su nacimiento no esté exento de misterios, y de peligros su reconocimiento. "Un niño que nació sin un hálito de vida", a cuyo cuerpo inerte infundiría vida una canción de su padre, el bardo Taliesin. Su saber es ahora fruto de una formación adquirida en el conocimiento del cristianismo y de los saberes del mundo de los druídas.
El "Ciclo Pendragón" -Taliesin, Merlín, Arturo- de Stephen R. Lawhead, en la Editorial Timun Mas, es un regalo para la curiosidad de todos los amantes de este género, y un recanto de placer para todos los buenos aficionados a la literatura de imaginación. Sin duda, mucho más, pero, sobre todo, una invitación a ese encuentro maravilloso con los grandes ideales que duermen en el interior de cada uno de nosostros.

M. Quintáns

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