jueves, 13 de septiembre de 2012

O MEU LIBRO DOS AMIGOS: DELFÍN GARCÍA GUERRA




COMPOSTELA, TRISTE Y DESAPACIBLE, LLORA HOY LA DOLOROSA PÉRDIDA DEL CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE SANTIAGO, DELFÍN GARCÍA GUERRA


 Sei, teño a seguranza de que o meu mestre Don Ramón Otero Pedrayo me ten pwerdoado que aproveite o título dun dos seus libros máis íntimos, O libro dos amigos, para iniciar no meu blog a lembranza daqueles que o foron meus. A apertura desta nova sección non podía, de certo, levar coma pórtico de entrada outro que non fora o inesquecible Delfín García Guerra. A súa ausencia significou e significa para min e a miña dona a perda máis importante sufrida nas nosas vidas. As palabras que van a continuación apareceron no seu día nas páxinas de EL CORREO GALLEGO de Santiago. Hoxe reprodúcense aquí co mesmo fondo sentimento con que se escribiron entón. Dicían así:
 
"Licenciado en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela, Doctor por la Complutense de Madrid, Profesor Agregado de Historia de la Medicina en la Universidad de Cantabria, Titular de la misma disciplina en la Complutense de Madrid, Catedrático de Historia de la Ciencia, primero, en la Universidad de Oviedo y, en la actualidad, en su Universidad de Santiago de Compostela, Delfín García Guerra, que había nacido hace sesenta y cuatro años en la compostelana Rúa do Vilar, nos abandonó sorpresivamente en la noche de ayer lunes, dejándonos sumidos en el dolor de la más absoluta impotencia.
Ni el éxito ni el prestigio alcanzados en el ejercicio de su profesión de Médico, primero, en Vilaxoán, y, más tarde, en Vilagarcía de Arousa, fueron suficientes para acallar su vocación universitaria de investigador y enseñante. La obtención del Grado de Doctor con la tesis El Hospital Real de Santiago (1499-1804, dirigida por D. Pedro Laín Entralgo, sería el primer paso para ese cambio decisivo en su vida.
El Profesor Delfín García Guerra perteneció a ese grupo privilegiado de maestros que, conociendo el rigor de la labor investigadora, se complace en el arte de la comunicación fácil, casi familiar. Lo más oscuro, lo más profundo o técnico, se mostraba transparente a través de su palabra espontánea, plena siempre de naturalidad. Tanto en el aula como en sus escritos, hizo gala siempre del arte de los antiguos físicos, "que -como nos recordaba D. Juan Manuel en su Conde Lucanor- quando quieren fazer alguna melizina que aproveche al fígado, por razón que naturalmente el fígado se paga de las cosas dulçes, mezclan con aquella melezina que quiere melezinar el fígado, açúcar o miel o alguna cosa dulçe".
Espírito enormemente generoso, Delfín García Guerra introducía en sus enseñanzas, como "cosa dulce", el regalo de su incondicional amistad. De ello son buenos testigos sus alumnos y, sobre todo, los doctorandos que disfrutaron, dun modo más personal, el privilegio de su magisterio.
Especialmente interesado en los aspectos médicos y antropológicos de la novela realista española, en los que encontró el mejor escape para su otra gran vocación, la Literatura, desarrolla una importante labor como Co-Director del Seminario de Medicina y Literatura del Departamento de Historia de la Medicina de la Complutense de Madrid y como colaborador de la revista Jano.  La realización más ambiciosa en este ámbito la constituye sin duda su obra La condición humana en Emilia Pardo Bazán.  
Su objetivo prioritario, como investigador e historiador de la Medicina, no era simplemente la descripción e interpretación de la enfermedad y los medios empleados a lo largo del tiempo para curarla. Siendo ese un aspecto importante de su trabajo, es el hombre mismo, en cuanto protagonista de descubrimientos, avances y aplicaciones de nuevas técnicas y conocimientos, y, sobre todo, en cuanto ser que estima como un bien inapreciable la vida y, en consecuencia, la salud, lo que le preocupó fundamentalmente. De ahí el interés, científico y antropológico, que caracterizó siempre su quehacer como investigador y como profesor.
Trabajos, como el espléndido Lepra asturiensis. La contribución asturiana en la historia de la pelagra (Siglos XVIII-XIX), firmado con su colaborador el doctorando Víctor Álvarez Antuña, acreditan suficientemente la trascendencia que Delfín García Guerra le concedía a la enseñanza, en general, y, en particular, a la universidad, en su obligado papel de estimuladores y enriquecedores de la cultura de su propio entorno. Punto de vista que aparece especialmente claro en la importancia que la presencia de lo gallego y, más concretamente, de lo compostelano, alcanza en su obra. Sin duda, como punto de referencia familiar, pero, también y sobre todo, como modo de ver y entender la realidad.
Si pretendiera ocultar su origen gallego -pecado del que no puede acusarse a este compostelano orgulloso de su patria chica-, le delataría, más que su abierta admiración por la tierra, la fina y delicada ironía con que observa su entorno, las cosas aparentemente más insignificantes, la tragedia de una vieja asistencia sanitaria víctima no tanto de la ignorancia como de los intereses particulares o gremiales de los primeros responsables en actualizarla y modernizarla, la realidad de un mundo que disimula su miedo a la enfermedad y a la muerte en sus crencias, en sus esperanzas religiosas o en el fatalismo de su actitud ante la vida. Las situaciones más terribles, insolidarias o inhumanas, son, en la aguda observación de este gallego comprensivo y objetivamente desapasionado, simples escenas dun acontecer histórico marcado en el tiempo por la miseria y el hambre, la despreocupación y el olvido de los que teniendo poder para remediarlo gastaban sus energías en contiendas teóricas o en realizaciones que concedían honores y títulos. Sin acritudes, sin críticas ni gritos retóricos de inconformista denunciador de injusticias. Su palabra describe simplemente lo que su ojo y su inteligencia descubren. Apenas un guiño, una sonrisa dolorida, irónica, que no logra disimular la rebeldía de su sensibilidad lastimada.
El compostelano Delfín García Guerra dedicó las últimas horas de su vida, hasta las cinco de la mañana del fatídico lunes que nos lo arrebató, a la corrección definitiva de su último trabajo sobre su Compostela, la Historia de la Facultad de Medicina de Santiago. Una obra, inédita [actualmente publicada por la Universidad de Santiago], que, junto con su historia de El Hospital Real de Santiago (1499-1804), Ed. Fundación Barrié de la Maza, 1983), La condición humana en Emilia Pardo Bazán, Xuntanza Editorial, 1990, y Medicina y sociedad en Santiago (s.XVIII), Biblioteca 114 de EL CORREO GALLEGO, 1992, constituye su apasionado legado de amor a una ciudad, a una tierra y a unas gentes, que hoy, conscientes del valor que significa su pérdida, le tributan su último adiós."
Para nós, tódolos seus amigos, sempre presente.

M. QUINTÁNS SUÁREZ

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